ROBOS & HURTOS
Vendiendo gato por liebre
El primero en llegar a la Argentina, hacia finales de 1940, fue Jacques Constant (Jacques-Constant
Robbilard; Lieja, Bélgica, 13.2.1903 / Lausana, Suiza, 4.9.1989). “Una
existencia fabulosa, intensa, atravesada de bruscas transiciones”, iniciaba Cine
Argentino del 22.5.1941 un artículo firmado por Guido Merico. Y agregaba,
en tren de chismes: “Millonario dos veces, peón en un taller de reparación de
chatas fluviales, partenaire de la tumultuosa y eterna Mistinguett,
corredor de automóviles, jefe de una estación de engrase, técnico de sonidos,
ingeniero, electricista, Jacques Constant ha llevado una vida múltiple y
azarosa, pulsando desde el llano y desde el Acrópolis de sus éxitos, el sentir
del pueblo de que ha surgido. Junto al riacho de aguas oscuras y podridas ha
probado el pan amargo de los desposeídos, y sentido la ira apenas refrenada de
los que perviven con el pensamiento fijo en una existencia superada”. El resto
es una larguísima, aunque entretenida, sarta de invenciones y mentiras dichas
por Constant, las más flagrantes de éstas que nació en Montmartre y que “soy
joven, tengo treinta y dos años”.
Al igual que más adelante
haría Hugo Santiago, el hombre utilizó su segundo nombre a modo de apellido.
Así, como Jacques Constant, llegó a Francia desde Bélgica a sus 30 años y de a
poco se convirtió en guionista profesional y ocasional escenógrafo en films rodados
entre 1934 y 1939 por realizadores como Siodmak, Serge de Poligny, Léon Mathot,
René Guissart, André Berthomieu, Jacques de Baroncelli y, con mayor frecuencia,
Duvivier, para quien escribió Pépé le
Moko, y Carné, con el que colaboró en Jenny,
cuyo guión firmó con Jacques Prévert. En 1939 debutó como realizador de un film
del que también fue argumentista, guionista y escenógrafo: Campement 13, melodrama ambientado entre marineros. De inmediato,
el productor Ralph Baum lo contrató para dirigir Dernier refuge, adaptación de Constant y André-Paul Antoine
–comediógrafo, este último, una de cuyas piezas, Métier de femmes, se convirtió años más tarde en el film argentino Asunto terminado..!– de una novela del
también belga Georges Simenon, Le
locataire: el rodaje comenzó el 9.7.1939, debió ser interrumpido por la
declaración de guerra y fue retomado en abril 1940, pero los acontecimientos
impidieron su finalización. Entre sus intérpretes figuraban el argentino Jorge
Rigaud y Marie Glory, esposa de Constant.
La Segunda Guerra Mundial empujó al matrimonio a puertos más seguros, concretamente Buenos Aires. Aquí, Constant tomó contacto con Eduardo Bedoya, uno de los dueños de Baires Film, a quien le ofreció su guión de Dernier refuge ocultando que en realidad era una novela de Simenon, con la consecuencia de que ninguna de las críticas publicadas hizo la menor referencia al célebre autor de la historia original, renuncio que se mantuvo hasta más allá de la eternidad. El rodaje de Ultimo refugio comenzó el 28.4.1941 en los estudios de Don Torcuato, pero vientos de tormenta silbaron desde ese mismo momento. Algunos de los testigos de la época hicieron conocer más adelante su opinión sobre Constant: “Era un director talentoso, pero muy, muy, muy loco” (Daniel Tinayre), “Constant era un loco de remate. Ustedes no saben quién era Constant. Cosas que no se pueden decir… es de mal gusto y para qué…” (Mecha Ortiz), “Otro francés, Jacques Constant, había engañado a los argentinos diciéndoles que sabía hacer películas. Era un vivo que decía haber hecho todas las películas de Julien Duvivier” (Pierre Chenal). Constant resultó despedido a los pocos días de rodaje, que fue asumido por Tinayre primero y por John Reinhardt, que lo firmó, hasta su finalización.
Ese sombrío melodrama policial de excelente factura técnica pero un tanto
pesado en sus retóricos diálogos cuenta cómo al quedarse sin dinero en Río de
Janeiro y para no perder a su vividora y “perversa” amante (Mecha Ortiz), Jorge
Rigaud roba y –en el trámite a bordo de un tren a San Pablo– asesina a un
millonario belga (Salvador Sinaí). Mecha se queda con el dinero mintiendo que
lo va a quemar mientras Rigaud, ingenuo, se esconde en las sierras de Córdoba,
propiedad del padre (Ernesto Vilches) de su querida, cuya hermana buena y
virgen (Irma Córdoba) se enamora del fugitivo como una colegiala, para
desesperación de su jefe (Pedro López Lagar), que la ama sin ser correspondido.
Los malos pagarán sus culpas. [La buena noticia es que, sin copias disponibles
por más de medio siglo, Ultimo refugio
reapareció, en una no muy buena pero al menos visible y entendible, en 2019,
donada –junto con otras producciones Baires– por el empresario televisivo Pedro
Simoncini al Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales, que las derivó a
su Cinemateca y Archivo de la Imagen Nacional, desde donde salieron a la luz gracias a la
dedicación de Fernando Martín Peña, a quien los fans y estudiosos del cine argentino clásico le deben mucho más de
lo que imaginan. Peña exhibió esa copia por TV, en su ciclo del Canal 7 Filmoteca y en la trasnoche del martes
16, esto es, alrededor de las 0.40 del miércoles 17: pocas veces fue tan
placentero trasnochar…].
El periplo argentino de
Constant tuvo otro mojón, un film titulado Sinfonía
argentina, que él mismo escribió y dirigió en 1941-1942 para Sur Art Film,
empresa de la que además era socio, especie de cabalgata musical apenas
hilvanada por un argumento superficial, que pasó sin pena ni gloria y de la que
ninguna copia logró sobrevivir el paso del tiempo. Constant abandonó de
inmediato la Argentina para reaparecer en la década de los 50 en el cine
francés como guionista en films de Louis Cuny y de Raoul André.
En algún momento impreciso pero no mucho después que Constant arribó el
francés Jacques Rémy (Jacques
Rémy-Assayas; Constantinopla, Turquía, 21.6.1911 / París, Francia, 1.12.1981):
he aquí un nuevo caso de director europeo huyendo de la guerra y, como aquel,
vendiendo un argumento ajeno haciéndolo pasar como propio.
Su historia cinematográfica
comienza en 1938, ya establecido en Francia, cuando fue asistente de dirección
en films dirigidos por Léonide Moguy, Chenal y Richard Pottier. La invasión
nazi lo empujó hacia la Argentina: “Partir en tiempo de guerra no es como
partir en tiempo de paz. Uno sabe cuándo parte, pero no sabe cuándo llegará”,
escribió en La Nación (28.9.1941), en
un artículo titulado “De Marsella a Buenos Aires, en buque de carga”, sentido
relato que refleja el estado de ánimo de tanto europeo que por aquellos días
debió abandonar su lugar de origen.
Al desembarcar en Buenos Aires
tomó contacto con gente de cine, por supuesto. Traía consigo el guión de su
primer film como asistente, Conflict,
adaptación de una novela de la austríaca Gina Kaus (1893-1985). Logró interesar
a un grupo productor integrado por gente nueva en el negocio, dos de los
cuales, Michel Koustoff y Pierre Schaeffer, eran compatriotas; más aún,
Koustoff había sido director de producción de Conflict, por lo cual al menos ellos tres fueron cómplices en el
ocultamiento del nombre de la autora. Así se hizo El gran secreto, remake
del film de Moguy, que no tuvo el éxito esperado y provocó la desaparición de
la recién formada empresa Comedia Films.
El film resultó un melodrama “de hermanas” en el que Mecha Ortiz es estéril aunque su esposo Rigaud no lo sabe y en el que Nuri Montsé es soltera y espera un hijo de un amante ocasional: no es difícil imaginar el resto, que incluye una sustitución y un intento de asesinato. El asunto deriva de la novela Die schwersten Kleh, que en idioma inglés fue publicada con el título Dark angel y que, aparte la del francés Moguy, posibilitó otra versión, Her sister’s secret, con Nancy Coleman y Margaret Lindsay. En realidad, Rémy debía dirigir antes un asunto titulado “Historia de amor”, producido por una empresa cuyas siglas eran SICA, asimismo en los estudios Baires y con un elenco encabezado por Elisa Galvé, Oscar Valicelli, Ernesto Vilches y Ricardo Canales, proyecto que se frustró en el último minuto.
El periplo de Rémy en la
América del Sur incluyó un contrato (agosto 1943) como director técnico de los
estudios Baires; la realización del film chileno Fruta mordida (idem, 1944), producción de Carlos Gallart
interpretada por un grupo de actores europeos anclados en la Argentina y en
cuyo equipo técnico revistaron varios argentinos; el nombramiento de agregado
cultural de la embajada francesa en Montevideo; y el anuncio de un contrato con
la productora argentina Sur, para la que al final no hizo film alguno.
En noviembre 1945 regresó a
Francia, supuestamente para dirigir un film con Barrault, aunque la realidad es
que Rémy nunca volvió a dirigir para, en cambio, convertirse en un cotizado
guionista en films de Clément, otra vez Moguy, Delannoy, Dréville, Hervé
Bromberger, Georges Lampin, Le Chanois y tantos otros. En los últimos años de
su vida trabajó para la TV, pero no alcanzó a ver el encumbramiento de su hijo
nacido en 1955, Olivier Assayas, como uno de los más personales y creativos
realizadores franceses contemporáneos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario