jueves, 26 de junio de 2025

ESPECIAL 90º ANIVERSARIO (III)

Los films sobre Carlos Gardel

Después de la tragedia de Medellín, CG fue personaje en diversas manifestaciones artísticas. En teatro, La muerte del Zorzal de Carlos Romeu (21.7.1935, Nacional, de Lanús), interpretado por Manuel Ochoa; ¡Mi Buenos Aires querido! (23.7.1935, Teatro de la Comedia), “glosario de temas y canciones de su repertorio”, sin mención de autor, por una compañía encabezada por Segundo Pomar y María Esther Podestá; El rey del tango –Canciones de Gardel– de Mario Morand y Asdrúbal Salinas (26.7.1935, Argentino), asimismo una escenificación de sus canciones; La vida de Carlos Gardel –La voz de Buenos Aires– de Abel Santa Cruz (23.5.1944, 25 de Mayo), con Amadeo Novoa; El Morocho del Abasto de Roberto Valenti y Nicolás Olivari (27.7.1948, Variedades), con Rolando Cháves; Soy del tiempo de Gardel de Homero Cárpena y Humberto de la Rosa (6.1.1955, Argentino), con Carlos Canesa; Gardel –El musical– de Luis Longhi (15.4.2016, Molière), con Guillermo Fernández; y Aquí cantó Carlos Gardel de Mariano Saba, con Roberto Carnaghi (8.8.2019, 25 de Mayo), seguramente entre otros. En cine su presencia es multitudinaria, a saber:

La vida de Carlos Gardel (Alberto de Zavalía, 1939), guión de Carlos Adén y Zavalía sobre argumento de los periodistas Last Reason y Oscar Lanata, plausible biografía hecha con delicadeza temática y notable definición técnica, que sabiamente evita la imitación y permite a Hugo del Carril ofrecer una interpretación libre. La historia quizá tenga poco que ver con la realidad del difunto cantor, pero puede pasarse por alto el detalle como un tributo a la ficción, considerando que poquísimas biografías cinematográficas son fieles a la verdad.

La vida de Carlos Gardel:
Elsa O'Connor, Hugo del Carril y Amelia Lamarque

Se llamaba Carlos Gardel (León Klimovsky, 1948-1949), guión de Wilfredo Jiménez inspirado en el libro Vida de Carlos Gardel, de Francisco García Jiménez sobre testimonio de José Razzano, con Roberto Escalada, biografía inverosímil desde el texto pero bien realizada por Klimovsky.

El Morocho del Abasto (Julio C. Rossi, 1949), guión de Roberto Valenti y Nicolás Olivari, producción serie B derivada de una radionovela serie C que a su vez tuvo una adaptación teatral serie D. A destacar, la selección de las canciones, elegidas entre las menos frecuentadas del repertorio gardeliano, así como el hecho de que Rolando Cháves se animara a cantarlas él mismo sin recurrir a la mímica sobre las grabaciones originales. El film se beneficia de su absoluta falta de pretensiones artísticas y se entrega a una especie de naïvité extrema, condiciones que lo convierten en sencillamente encantador, de visión irresistible.

El Morocho del Abasto:
Analía Gadé y Rolando Cháves

Soy del tiempo de Gardel (Homero Cárpena, 1954), guión de Cárpena y Humberto de la Rosa basado sobre su pieza teatral: fue la última producción de la empresa Establecimientos Filmadores Argentinos SA (EFA), nunca estrenada en cines porteños pero sí en el Luro de Mar del Plata el 20.10.1955 y años más tarde emitido por la TV. Un texto inicial advierte que “Esta película nada tiene que ver con la vida del cantor, pero sí con la bohemia que alentó sus sueños en aquella Corrientes angosta que historió Buenos Aires y lo adentró en la buena senda”. CG aparece brevemente, personificado por Carlos Canesa.

He nacido en Buenos Aires (Francisco Mugica, 1959), film ajeno al cantor, a quien se lo muestra de lejos, interpretado por un extra.

Mi último tango (idem, Luis César Amadori, 1960), producción española en la que CG (Milo Quesada) es incorporado como con fórceps.

Carlos Gardel, historia de un ídolo (Solly, 1962), que bien podría ser definido como un patchwork: ofrece una panorámica de Buenos Aires con el célebre cantante y compositor como eje, acudiendo a fragmentos de sus films y de otros, ajenos, así como a noticiarios, fotos, dibujos y documentos diversos y filmaciones especialmente realizadas con la participación central de dos viejos amigos suyos, el actor Tito Lusiardo y el periodista Julio Jorge Nelson, a quien la tradición popular distinguió como “la viuda” del músico por la perenne difusión radiofónica de sus discos, casi su único tema, todo ello narrado off por voces varias, incluyendo alguna de mujer. El resultado no es demasiado atractivo, con una notoria debilidad en las escuálidas coreografías que intentan otorgar al film un costado de show televisivo.

Recordando al Zorzal –Carlos Gardel– (Alberto Du Bois, 1963), guión de Aníbal Pastor (pseudónimo de Federico S. Pedrido) y Manuel Rojas, film de montaje que entremezcla material de archivo (fotografías, programas de teatro, recortes periodísticos, fragmentos de films y de noticiarios) con filmaciones especialmente realizadas, a pesar de lo cual los títulos de crédito no mencionan al profesional responsable, aunque es casi seguro que fuera Rosalino Caterbetti, compaginador habitual en los films producidos por Emilio Spitz, de quien éste es uno de los más paupérrimos. El personaje de CG cuando niño lo anima Rubén Monastirides, pero el adulto es un extra, ya que sólo se lo ve de espaldas o de costado y en planos generales. Aun haciendo gala de una pobreza palpable en todos sus rubros; a pesar de haber sido gestado de apuro y aunque nunca tuvo un lanzamiento comercial propiamente dicho, el film no merecía el ninguneo generalizado que terminó convirtiéndolo en un film fantasma, ya que salvo una mínima mención a su rodaje (en el Heraldo del Cinematografista 1963, pág. 70) no tuvo críticas en los diarios porque, claro está, nunca tuvo un estreno oficial y por lo tanto careció de gacetillas informativas y en consecuencia ningún cronista se enteró de su existencia, ni tampoco figura en los catálogos que se publicaban en esos años ni en Un diccionario de films argentinos ni en el segundo tomo de éste en el que se incluyen los títulos omitidos en el primero ni en el tercer tomo de éste en el que figuran más omisiones y un listado de todos los largometrajes argentinos desde 1930 ni en el cuarto..., todo lo cual me hizo pensar que lo que vi en 1968 fue una ilusión. Pero no, realmente fue exhibido apenas un día, el 22.5.1968, como segundo complemento de un triple programa Spitz (El hombre señalado y Un soltero en apuros) en una sala de barrio, el Villa Crespo, en una copia hecha jirones, por lo que es posible que su duración original fuera superior a los 58’ con que fue proyectada ese día. Sí, en cambio, tuvo explotación en el interior: en junio 1964 en Rosario y en Córdoba y el 25.6.1964 en el San Martín marplatense. Muchos años más tarde comenzó a ser emitido por TV y hoy mismo está disponible en YouTube, pero tampoco entonces ningún diccionario, obstinadamente, lo registró.

Mi hijo Ceferino Namuncurá (Jorge Mobaied, 1971), biografía en la que CG aparece de manera casual y cuando era niño, interpretado por Vicente Basualdo.

Los chicos crecen (Enrique Carreras, 1974), versión devaluada del clásico teatral de Darthés y Damel que incluye números musicales, entre ellos un breve racconto sólo para que un penoso imitador gestual de CG llamado Julián Miró haga su gracia cronológicamente después de la muerte real del imitado.

El exilio de Gardel –Tangos– (Fernando E. Solanas, 1985), coproducción franco-argentina en la que CG aparece de manera tangencial: lo curioso es que quien lo interpreta no es en realidad un actor profesional sino el escritor y periodista argentino Gregorio Manzur, radicado en Francia desde 1965 y especializado en taoísmo; dos años más tarde de su aparición amistosa en este film hará otra para la también argentina Nelly Kaplan en el telefilm Pattes de velour (1987), donde hace de “un suspirante”.

El exilio de Gardel: Gregorio Manzur

El día que me quieras (Sergio Dow, 1985), coproducción colombo-venezolana enteramente filmada en Colombia que incluye, delante y detrás de cámara, una gran cantidad de argentinos, puesto que hasta muy poco antes del comienzo del rodaje (mayo 1985) estaba planificada como una coproducción tripartita, cancelada tras la negativa de las autoridades del Instituto Nacional de Cinematografía a reconocerla como tal. El guión de José Ignacio Cabrujas adapta su muy exitosa pieza teatral, que dramatiza la visita de CG (por Claudio Bergé) a Caracas en 1935 para ofrecer recitales en plan de promoción de su film más reciente, El día que me quieras: en aquel momento agonizaba el dictador Juan Vicente Gómez y así la ilustre presencia del cantor argentino altera visiblemente el ambiente ya de por sí enrarecido y, en particular, el de una distinguida familia caraqueña cuya casa CG visita. Aunque la Warner Bros. estadounidense contrató su distribución mundial, el film casi no tuvo difusión comercial más allá de sus países coproductores y de un par de festivales (Bogotá, La Habana). En la Argentina nunca fue lanzado, “afortunadamente” según un par de sus involucrados. En la banda sonora se escuchan varios hits gardelianos, y la regrabación del sonido se hizo en la Argentina, en los laboratorios Phonalex.

• Carlos Gardel –El alma que canta– (Carlos Orgambide, 1985), guión de Guillermo Fernández Jurado y Orgambide con textos de Pedro Orgambide y poemas de Alberto Girri y Raúl González Tuñón, es un documental financiado por la Fundación Alfredo Fortabat y Amalia Lacroze de Fortabat, auspiciado por la Secretaría de Cultura de la Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires y concretamente producido por Productora Chango SCA, la empresa de Palito Ortega contratada como compañía de servicios de producción pero acreditada en títulos como a cargo de la “coordinación general”: de hecho, los testimonios fueron filmados en apenas un día (el viernes 21.6.1985) por siete integrantes del equipo técnico de Tacos altos, producción Chango rodada en esas mismas fechas. El film fue concebido para que formara parte de los fastos del denominado “Año Gardeliano”, en que se recordaba el 50º aniversario del fallecimiento del cantor: se hizo sin fines de lucro y tuvo su exhibición pública inicial apenas un día después de que saliera de laboratorios la primera copia, esto es, el lunes 20.11.1985, a las 19, en la sala Martín Coronado del teatro General San Martín con entrada libre y gratuita, y más adelante fue exhibido en ocasiones especiales, por ejemplo en el Día del Tango (11.12.1986). A pesar de que en sus créditos el título oficial es Carlos Gardel –El alma que canta–, las gacetillas, programas y tarjetas de invitación omitían el “Carlos”. El documental incluye noticiarios, fotografías, programas, afiches, discos y registros sonoros, así como fragmentos de films diversos. Fue, por otra parte, el único contacto con el cine argentino de “Amalita” Fortabat (María Amalia Sara Lacroze de los Reyes Oribe, “Mema”, Buenos Aires, 1921-2012), viuda del potentado Alfredo Fortabat y por consiguiente “la femme la plus fortunée d’Argentine”, como tituló un artículo sobre ella el diario francés Le Monde (28.7.1992) en el que estimaba su fortuna en 2 mil millones de dólares de aquel momento.


El día que Maradona conoció a Gardel (Rodolfo Pagliere, 1995), guión de Eliseo Alvarez y Pagliere con asesoramiento de Cernadas Lamadrid, es un ¿film? ¿audiovisual? ¿videoclip estirado? cuyo título tentativo era “El asesinato de Gardel” y que forma parte de un paquete envuelto por el multimedios América en colaboración con la Secretaría de Cultura de la Nación en ocasión del 60º aniversario de la muerte de CG, aquí con la cara de Angel Rico y, de joven, la de Andrés Suriano. Se trata de una fantasía sin pies ni cabeza, joya de la corona del genéricamente denominado “Tributo a Carlos Gardel”, que incluyó un show musical concretado el 26.6.1995 en el Cervantes; un CD-Rom grabado en vivo durante ese recital; un programa periodístico-documental emitido el 29.6.1995; una exposición con objetos personales de CG y fotos diversas y un libro biográfico. Sin embargo, en este largometraje para cines el cantor debió compartir protagonismo con un ídolo contemporáneo, un futbolista en aquellos días contratado en exclusividad por el multimedios. El previsible resultado es un patchwork por momentos aburridísimo, por momentos intrascendente, por momentos redundante, casi siempre irritante. Algo es seguro: cine, no es.

De mi barrio con amor (José Santiso, 1995), guión de Jacobo Langsner y Santiso inspirado en el cuento Tamangos, de Santiso: a pesar de que incurre en el mal gusto más a menudo de lo necesario, esta agradable comedia parece ultra naturalista hasta que cae en lo fantástico, como cuando, frotando un par de polainas, el protagonista (Luis Brandoni) convoca a CG (Guillermo Marcos). Los personajes y sus interrelaciones están bien diseñados gracias al “toque Langsner”.

Quereme así –Piantao– (Eliseo Alvarez, 1996) practica la misma operación multimediática que el Canal de TV América ya había concretado un año antes con El día que Maradona conoció a Gardel. Mezcla de documento y ficción biográfica, traza un completo retrato del músico argentino Astor Piazzolla: el resultado es rutinario pero satisfactorio para los fans del compositor. CG aparece en la piel de, otra vez, Angel Rico.

Sus ojos se cerraron –Y el mundo sigue andando– (Jaime Chávarri, 1996), coproducción hispano-argentina filmada en la Argentina con guión de Oscar Plasencia y Raúl Brambilla, con la participación de Chávarri y José María Paolantonio, sobre una idea original de Placensia y Brambilla, es otra fantasía disparatada en torno a CG, quien afortunadamente no vivió para verlas: aquí es Darío Grandinetti quien interpreta dos personajes, el otro un cantante de segunda línea con quien lo confunden. El argumento original fue escrito por Plasencia y Brambilla hacia finales de los 80 y su título fue tomado de la estrofa inicial del tango compuesto en 1935 por Le Pera y CG con destino a El día que me quieras: el dramaturgo y director teatral Plasencia vivía por entonces en España y ofreció la historia al productor español nacido en Marruecos Miguel Mateos, quien pudo encarar el proyecto tan sólo a finales de 1992 con miras a filmarlo en 1993 según dirección de Plasencia, música de Litto Nebbia, canciones escritas por Daniel Salzano –otro argentino radicado en Madrid– y actuación prevista de Jairo y Graciela Borges, cuyos personajes todavía se llamaban “Juan Verón” y “Grisel”, previéndose ofrecer una participación especial a Hanna Schygulla para “la Turca”; más adelante fue mencionado el colombiano Sergio Cabrera para dirigir aquel frustrado proyecto.

Sus ojos se cerraron: Darío Grandinetti

Yo soy así –Tita de Buenos Aires– (Teresa Costantini, 2016), con CG en un segundo plano, interpretado por Iván Espeche y, en las canciones, por Leonardo Pastore.

Cuando Frank conoció a Carlitos (Karina Insausti, 2021), con Oscar Lajad en su personificación.

   Además, sobre su figura se han realizado los documentales El homenaje póstumo a Carlos Gardel (Eduardo Morera, 1936, corto), Crónica de un día triste (José Raggi y Tadeo Bortnowic, 1965, mediometraje), El Gardel que conocí… –Imágenes y recuerdos de Eduardo Morera– (Jorge Recagno y Pablo Vanasco, 1995, mediometraje) y la producción uruguaya Gardel, ecos del silencio (Pablo Rodríguez, 1996), en tanto otros films apenas lo aluden tangencialmente, como la producción española La guitarra de


Gardel (idem, León Klimovsky, 1949), El jefe (Fernando Ayala, 1958), Sábado a la noche, cine (Ayala, 1960), Alias Gardelito (Lautaro Murúa, 1960), la producción portuguesa A morte de Carlos Gardel (Solveig Nordlund, 2011) y la producción uruguaya de terror Tacuaremboense inmortal (Fabricio Camargo, 2017). Finalmente, hay algunos cortometrajes, entre ellos Arde Gardel (Diego Lascano, 1991), Fierro chifle (Andrés Muschietti, 1996), Dale Gardel (NN, 2002) y En el alma de tu almita (Lino Pujia, 1994) y Gardeliana (Patricio Toscano, 2019), estos dos últimos registrando sendas reuniones de sus fans frente a su mausoleo en el Cementerio de la Chacarita. Por otra parte, son incontables aquellos que reproducen sus canciones –por CG mismo o por otros intérpretes– y fragmentos de sus films estadounidenses.

Bernard Natan

No hay comentarios:

Publicar un comentario

VERGÜENZAS RETROSPECTIVAS Sobre algunos argentinos piolas El reciente alboroto alrededor de Yacimientos Petrolíferos Fiscales y un juici...