martes, 15 de abril de 2025

CINEASTAS

Leonardo Favio

[Fuad Jorge Jury Olivera Riquelme; Las Catitas, Santa Rosa,
provincia de Mendoza, 28.5.1938 / Buenos Aires, 5.11.2012]

Por lo general considerado El Más Grande Director del Cine Argentino de Todos los Tiempos incluso hasta por la gente de cine, siempre tan mezquina y egocéntrica, Favio responde con su obra a tan arriesgada calificación que deja en un segundo plano a Torres Ríos, Soffici, Demare y hasta a su mentor Torre Nilsson. Una obra imperfecta, que puede ser dividida entre sus films pequeños, intimistas, “de cámara”, y aquellos súper producidos, estentóreos, grandilocuentes.

   El primer grupo se integra con un mediometraje nunca terminado (El señor Fernández, sobre un relato del actor Rodolfo Rellman, con Tino Pascali y  Nelly Prono), con un corto acabado pero poco exhibido (El amigo) y con los largos Crónica de un niño solo, su opera prima, que sorprendió por haber sido hecha por un actor al que nadie (excepto Torre Nilsson) le sospechaba talento alguno y mucho menos que supiera quién era Robert Bresson, por atreverse con un tema autobiográfico y por ir contra la corriente no sólo del cine industrial de la época sino de la Generación del 60, que para 1964 estaba ya en franca agonía; Este es el romance del Aniceto y la Francisca, de cómo quedó trunco, comenzó la tristeza y unas pocas cosas más…, film pura imagen, pura poesía, sin duda el mejor de su escasa obra; El dependiente, incisivo, extremista estudio de caracteres, en el que su lenguaje fílmico se depura hasta el grado de la maestría; y Soñar soñar, que apuesta a la emotividad y apela –según escribió Agustín Mahieu– a sus “intuiciones brillantes que a menudo quedan en un boceto apenas explorado, riquezas sensoriales que no llegan a un análisis total”.

   El segundo grupo contiene el resto de su obra: Juan Moreira, versión del mítico personaje en la que Favio hizo explotar la pantalla con imágenes y sonidos muy calculados, film que vendió millones de entradas en todo el país; Nazareno Cruz y el lobo, exagerada, operística adaptación de un sencillo radioteatro popular que confirmó al director como el único realmente audaz, capaz de cualquier cosa con tal de lograr su meta –llenar los cines, a los que llevó a poco más de 3.400.000 espectadores, cifra máxima conseguida por un film argentino hasta 2014– y también su obra más cargada de religiosidad; y Gatica, con su exuberante pero a la postre un tanto hueca puesta en escena de la biografía de un campeón argentino de box trabajada en paralelo con los avatares del movimiento peronista, según idea puesta en práctica veinte años antes por Mario Sabato en Los golpes bajos.

El jefe

   En ambas vertientes está claro que a Favio le interesaban los humildes, los marginales, los lúmpenes: el chico que, como le ocurrió a él mismo, recorre institutos de detención buscando en vano un poco de cariño; el Aniceto que prefiere un gallo antes que el amor de cualquier mujer, admitiendo así su soledad intrínseca; la señorita Plasini y el señor Fernández, con sus represiones y frustraciones a cuestas; el bandido Moreira, traicionado por el poder político; Nazareno, séptimo hijo varón que se convierte en lobizón en las noches de luna llena, perseguido y masacrado por el pueblo; Mario y el Rulo y sus patéticas soledades; y el Mono Gatica, que necesitaba hacer monerías para ser tenido en cuenta, para ser “alguien”.

   Había además un Leonardo Favio político que nunca ocultó su pertenencia al Partido Justicialista, al peronismo de Perón y Evita –el único peronismo, por cierto–, aunque alguna vez admitió que “el verdadero peronista es el Negrito” (su hermano Zuhair Jury). Una adherencia que ha querido mostrar como pura e ingenua, completamente emocional. Algunas imágenes y hechos lo demuestran, al tiempo que también pueden demostrar lo contrario: Favio en el vuelo que devolvió a Perón al país en 1972; Favio contratado como animador del acto de bienvenida a Perón en el tumultuoso, trágico 20.6.1973 en Ezeiza; Favio apoyando con su firma una solicitada del 23.9.1973 adhiriendo a la fórmula presidencial Perón-Perón; Favio (su empresa Choila SRL) aceptando enormes sumas de dinero para Nazareno Cruz y el lobo provenientes del Ministerio de Bienestar Social y, más específicamente, de la Cruzada de Solidaridad Justicialista, especie de pozo ciego que administraban la Presidente María Estela Martínez y sus secuaces José López Rega, la hija de este (Norma Beatriz López) y el marido ésta (Raúl Lastiri), dinero que también financiaba a la organización criminal paraestatal Alianza Anticomunista Argentina y del que se sirvió la Presidente para liquidar deudas personales; Favio (su empresa Choila SRL) adulando al Presidente Carlos Menem y a sus funcionarios Guido Parisier y Julio Márbiz a cambio de suculentos subsidios –no créditos– para Gatica; Favio (su empresa Cauti SRL) adulando al Presidente Néstor Kirchner y a su funcionario Jorge Coscia hasta lograr que el Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales le coproduzca, aportando nada menos que 1.500.000 pesos, su renovado Aniceto, ese flop bailado; Favio adulando a la Presidente Elisabet Fernández y a su funcionaria Liliana Mazure para obtener subsidios personales que lo mantuvieron económicamente hasta su muerte. Nadie es tan ingenuo.


Con Luppi, haciendo el Aniceto

   El Favio político nunca fue tan lanzado, tan obsecuente y tan ciego como cuando realizó una miniserie televisiva en cinco episodios de casi una hora cada uno, financiada por el gobierno de la Provincia de Buenos Aires presidido por Eduardo Duhalde a manera de homenaje al cincuentenario del 17.10.1945, en la que traza una historia del peronismo sólo apta para peronistas, ya que omite todos y cada uno de los temas conflictivos aunque se pretenda histórica: con excelente material documental y una atractiva resolución visual, el trabajo decepciona por cuanto reniega de las cualidades que hicieron grande a su cine para convertirse en una pieza propagandística tardía, sin matices y ciertamente aburrida. No hay que olvidar tampoco al “compañero” Favio que nunca pagó lo convenido a los miembros de la cooperativa Altazor, gracias a los cuales Gatica le salió mucho más barato.

   Un mayor y detallado análisis de su vida y de su obra puede encontrarse en las numerosas manifestaciones artísticas que, en verdad, desafían al récord Guinness. Están los libros Leonardo Favio, por Alberto Farina, nº 5 de la colección “Los directores del cine argentino” (1993), De cómo el cine de Leonardo Favio contó el dolor y el amor de su gente, emocionó al cariñoso público, trazó nuevos rumbos para entender la imagen y otras reflexiones, por David Oubiña y Gonzalo Aguilar (1993), Pasen y vean –La vida de Favio–, extenso reportaje concedido a Adriana Schettini (1995), Il cinema argentino contemporaneo e l’opera di Leonardo Favio, de varios autores, editado por el Festival de Pesaro (2006), Favio –Sinfonía de un sentimiento–, de autores varios (2007), Sin renunciamientos –El cine según Leonardo Favio–, por Hugo Biondi (2008), La memoria de los ojos, de varios autores (2011), Leonardo Favio –Cine argentino de antihéroes–, por Marcela Raggio (2012), Leonardo Favio, por Norberto Galasso (2015), Favio –Entre la sencillez y la desmesura–, por Pablo Domínguez (2015), y Favio vigente –Un recorrido por sus pasiones–, por Florencia Halfon (2020), sin olvidar el notable ensayo de Sergio Wolf Leonardo Favio. Intuición del tiempo, incluido en el libro Cine argentino. La otra historia (1992), ni tampoco la página web universofavio.mda.gov.ar.

   Además, los homenajes y retrospectivas: Bogotá 1987, Toulouse 1994, Mar del Plata 1999, La Habana 2000, Nueva York 2001, San Rafael 2005, Pesaro 2006, en el MALBA 2007, Cinesul 2007, Festival de Cine Político 2011 (del que fue padrino) y San Juan 2013. Se han realizado documentales sobre esa obra, el venezolano Favio, la estética de la ternura (Luis Rodríguez y Andrés Rodríguez, 2014) y los argentinos Favio –Crónica de un director– (Alejandro Venturini, 2015, en el que Bruno Palacio lo interpretó como adolescente), Favio de hierro (Lucas Martínez y Bárbara Kuhk, 2016), este último producido por la Academia de Cine Leonardo Favio, “La Favio”, a manera de registro del proceso de creación y realización de una escultura emplazada el 24.9.2016 en una plazoleta en Don Torcuato, escultura horrorosa que recuerda a Terminator una vez despojado del cuerpo de Arnold Schwarzenegger; y Había una vez un mago (2024), crónica de sus últimos años encarada por su hija María Salomé Jury con un director profesional, Oscar Frenkel. La aludida escultura no es la única, por cierto: hay otra, de Eric Leonardo Dawidson, titulada Favio y la musa, inaugurada el 29.3.2023 en la plazoleta de la avenida Corrientes y Vera, en Villa Crespo. Además, el Fondo Nacional de las Artes le concedió uno de sus premios a la trayectoria en el año 2000 y otros directores le dedicaron alguno de sus films: Juan Carlos Desanzo (El desquite, 1983), Osvaldo Andéchaga (La ciudad oculta, 1985-1986), su discípulo Fernando Musa (Fuga de cerebros, 1997) y Paula de Luque (Juan y Eva, 2011). En 2020 le fue impuesto su nombre a la sala 3 del cine Gaumont. Y por si todo ello no bastara, en Don Torcuato hay una Biblioteca Popular Leonardo Favio y en Bolívar un Festival de Cine Nacional Leonardo Favio.


Con Juan Domingo Perón

Todo había comenzado cuando el “Chiquito” Jury dejó su Mendoza natal y se instaló en Buenos Aires, hacia mediados de los 50. Al igual que le ocurrió a Oscar Barney Finn al aparecer involuntariamente en una escena masiva de Almafuerte (Luis César Amadori, 1949), Favio tuvo también su inadvertido debut cinematográfico cuando Carlos Borcosque filmó una escena de Cuando en el cielo pasen lista (1945) en el Hogar El Alba en momentos en que, a sus 8 años, estaba allí internado. Sin embargo, su debut oficial como actor de cine ocurrió tan sólo en 1957, cuando su tía, actriz y mujer de Abel Santa Cruz, le consiguió un “bolo” en un film escrito por éste, en el que ni siquiera fue acreditado. Mientras, merodeaba la estación Retiro y su vecino parque de diversiones al tiempo que artistas poderosos e influyentes lo introducían en el medio artístico, Torre Nilsson, claro está, quien le dio su primer personaje principal (El secuestrador), y también Fernando Ayala (en El jefe) y Raúl Rossi (en la TV, Todo el año es Navidad), actividades que luego extendió a la fotonovela y al teatro, aunque fue en el cine donde obtuvo sus mayores lauros, en especial en los films de Nilsson, quien creyó en él sin pedirle nada a cambio.

   También existió el Favio cantante, que con melodías simples y letras cursis sobre el amor y las mujeres ganó fortunas desde aproximadamente 1969, recorrió buena parte de la América latina y protagonizó dos mediocres film-de-cantante, al que resucitaba cada vez que se encontraba en aprietos económicos. Hubo un Favio que publicaba solicitadas en diarios y revistas sobre los temas más diversos: el fin de año, Antonio Cafiero, la cultura, una carta abierta al general Viola, un futbolista a la moda. Hubo un Favio empresario que fue titular de las productoras LYF Producciones Artísticas Internacionales SA, Choila SRL, 101 SRL y Cauti SRL y que en 1994 fundó la Escuela de Cine Leonardo Favio. Y si una obra puede medirse también por lo que no llegó a hacer, cabe recordar que anheló filmar biografías del anarquista Di Giovanni, el guerrillero Guevara, el general San Martín, María Eva Duarte y también, por qué no, del mismísimo Jesucristo. Entre uno y otro de esos proyectos amenazó con producir una comedia protagonizada por el cómico filomilitar El Soldado Chamamé nada menos que a finales de 1975.

   No hay que olvidar a su vasta familia de artistas: Laura Favio, su madre, actriz y autora de radionovelas; Elcira Olivera Garcés, su tía, actriz; Zuhair Jury, su hermano, escritor, guionista de casi todos sus films y él mismo director de cine; Horacio Labraña, un medio-hermano, asistente de dirección y de producción; María Vaner, su primera esposa, actriz notable; Leonardo Jury, uno de sus hijos con Vaner, que resultó fugaz actor y cantante; Carola Leyton, su segunda esposa, que apareció en Fuiste mía un verano; Nicolás Jury, uno de sus hijos con Leyton, que les salió músico e integró el grupo Etiopía; Marta Mantello, su cuñada, guionista, esposa de Zuhair; Luciana Jury, su sobrina, cantante, hija de Zuhair y Mantello. La salud le fue esquiva: hacia 1967 sufrió una severa enfermedad tras la cual resurgió en “modo cantautor”; el jopo que lucía enhiesto en sus primeros films cedió ante una calvicie incipiente, que primero intentó corregir mediante implantes y luego, en vista del desastre estético, palió con exuberantes turbantes. Además, logró una hazaña singular: rodearse de una gran cantidad de mediocres y fracasados, comenzando por algunos de sus hermanos y extendiéndose a colaboradores y admiradores babosos, algunos de los cuales accedieron a dirigir algún que otro film. Fernando Musa, en cambio, demostró no ser mediocre ni fracasado.


   A comienzos de 2006 filmó su octavo largometraje, Aniceto, otra versión, ésta bailada, del cuento El Cenizo: estrenada tan sólo en 2008, resultó menos de lo mismo, a pesar de haber sido exageradamente premiada y a pesar de su fracaso en boleterías. Falleció de un infarto en el sanatorio Anchorena, tras dos meses de internación en grave estado: sus restos fueron velados en el Congreso Nacional, como si hubiera sido un héroe de la epopeya peronista. Casi nadie lo llamaba Leonardo: era Favio, y para unos pocos el Turco.

FILMOGRAFIA

01.  Crónica de un niño solo (1964) 35mm, B&N, 82’. CP: Luis Di Stefano. G: Zuhair Jury y LF. F: Ignacio Souto. I: Diego Puente, LF, Tino Pascali, Beto Gianola, Cacho Espíndola. LC: 5.5.1965.

02.  Este es el romance del Aniceto y la Francisca, de cómo quedó trunco, comenzó la tristeza y unas pocas cosas más… (1965) 35mm, B&N, 75’. CP: Bresky-Achúgar. P: Armando Bresky y Walter Achúgar. G: LF, sobre el cuento El Cenizo, de Zuhair Jury. F: Juan José Stagnaro. I: Elsa Daniel, Federico Luppi, María Vaner, Edgardo Suárez. LC: 1.6.1967. LF obtuvo el premio de la ACCA y el Habano de Oro de la audición Diario del Cine. Otra versión: Aniceto (LF, 2006).

03.  El dependiente (1967) 35mm, B&N, 87’. CP: No Tucán SCA. P: Leopoldo Torre Nilsson. G: LF y Zuhair Jury, sobre un cuento de Zuhair Jury. F: Aníbal Di Salvo. I: Graciela Borges, Walter Vidarte, Nora Cullen, Fernando Iglesias “Tacholas”, Martín Andrade. LC: 1.1.1969. [+ voces off].

04.  Juan Moreira (1972) 35mm, C, 105’. CP: Producciones Cinematográficas Centauro SRL. P: Alberto Hurovich, Tito Hurovich y LF. G: Zuhair Jury. F: Juan Carlos Desanzo. I: Rodolfo Bebán, Edgardo Suárez, Jorge Villalba, Eduardo Rudy, Alba Mujica, Helena Triteck, Carlos Muñoz, Elcira Olivera Garcés. LC: 24.5.1973. LF obtuvo el premio Fotograma Hit de Plata. Otras versiones: Mario Gallo 1908, Enrique Queirolo 1923, Cosimi 1936 y Moglia Barth 1947.

05.  Nazareno Cruz y el lobo –Las palomas y los gritos– (1974-1975) 35mm, C, 92’. CP: Choila Producciones Cinematográficas SRL. G: LF y Zuhair Jury, sobre la radionovela Nazareno Cruz y el lobo, de Juan Carlos Chiappe. F: Juan José Stagnaro. I: Juan José Camero, Marina Magalí, Lautaro Murúa, Nora Cullen, Josefina Faustín, Saúl Jarlip, Juanita Lara, Alfredo Alcón. LC: 5.6.1975. [+ un doblaje].

06.  Soñar soñar (1976) 35mm, C, 87’. CP: Choila Producciones Cinematográficas SRL. P: LF. G: LF y Zuhair Jury. F: Rogelio Chomnalez. I: Carlos Monzón, Gianfranco Pagliaro, Nora Cullen. LC: 8.7.1976. [+ voz off].

07.  Gatica –“El Mono”– (1991-1992) 35mm, C, 136’. CP: Choila Producciones Cinematográficas SRL. G: Zuhair Jury y LF. F: Alberto Basail. I: Edgardo Nieva, Horacio Taicher, Juan Costa, Eva Gatica, Cristina Child, Virginia Innocenti. LC: 13.5.1993. LF obtuvo el premio de la ACCA, el de la revista Sin Cortes y el del Festival de Pergamino.

08.  Aniceto (2006) 35mm-S16mm x 35mm, C, 82’. CP: Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales – Cauti SRL. G: LF, con la colaboración de Rodolfo Mórtola y Verónica Muriel, sobre el cuento El Cenizo, de Zuhair Jury. F: Alejandro Giuliani. I: Hernán Piquín, Natalia Pelayo, Alejandra Baldoni. LC: 12.6.2008. Nueva versión de Este es el romance del Aniceto y la Francisca, de cómo quedó trunco, comenzó la tristeza y unas pocas cosas más... (LF, 1965). LF obtuvo el premio de la ACCA y el de Clarín Espectáculos.

Cortos: El señor Fernández (1960, inconcluso), El amigo (1960: + ARGM, G y motivo musical), Gente querible (2010: + G).

LF actor en cine: El Angel de España (Enrique Carreras, 1957: no acreditado [NA]), El secuestrador (Leopoldo Torre Nilsson, 1958), El jefe (Fernando Ayala, 1958), En la ardiente oscuridad (Daniel Tinayre, 1959), Fin de fiesta (Leopoldo Torre Nilsson, 1959), Todo el año es Navidad (Román Viñoly Barreto, 1959), La mano en la trampa (Leopoldo Torre Nilsson, A/E, 1960), El bruto (Rubén W. Cavallotti, 1961), Dar la cara (José A. Martínez Suárez, 1961), La terraza (Leopoldo Torre Nilsson, 1962), Soy de aquí (Mabel Itzcovich, 1962, corto: voz off), Los venerables todos (Manuel Antín, 1962: aparición amistosa no acreditada [AANA], Racconto (Ricardo Becher, 1963: AANA), Ella vuelve desde la mañana (Agustín Mahieu, 1963, corto: AANA), Paula cautiva (Fernando Ayala, 1963), El octavo Infierno (René Mugica, 1963), El ojo de la cerradura (Leopoldo Torre Nilsson, 1964), Martín Fierro (Leopoldo Torre Nilsson, 1968), Fuiste mía un verano (Eduardo Calcagno, 1969), Simplemente una rosa (Emilio Vieyra, 1971), Vete de mí… (NN, 1995, corto: AANA) y Tobi y el libro mágico (Zuhair Jury, 1998).

Actividad en teatro: I en Pickup girl de Elsa Shelley (Caso Elizabeth Collins –Una muchacha–, 14.7.1959, Lassalle), Un amore a Roma de Ercole Patti (19.10.1964, Florida) y Parecido a un hombre de Zuhair Jury (11.9.1980, Bambalinas) / autor e I de La vida es sueño (11.11.1993, Astros).

Actividad como D de TV: Juan Domingo Perón –Sinfonía del sentimiento– (1994-1999, miniserie documental: + G).

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