CINEASTAS
¡Kitsch, camp,
trash!
–El cine de
Enrique Carreras–
Vida
6. Sus hijos
EC y su esposa concibieron cuatro hijos, todos ellos
nacidos en Buenos Aires y –siguiendo la tradición familiar– vinculados desde
muy niños al espectáculo. Por orden de aparición en escena:
• María Carreras (María Mercedes Teresa Carreras Carreras; 3.10.1959) debutó en un film de su padre, con el apodo artístico Chispita Carreras. Fuera del ámbito familiar escribió la pieza infantil La pandilla aventurera. Casó con Mario Claudio Figliozzi Aramburu, quien de inmediato fue incorporado a los films y a las puestas teatrales de su suegro en calidad de escenógrafo. La pareja tuvo cuatro hijos: Romina, Pedro Nicolás, Matías y Lucía. Radicó en Mar del Plata, donde dirige el Centro Cultural TMC! “de actuación y creatividad”.
• Marisa Carreras (María Luisa Carreras Carreras; 17.6.1962) también hizo su debut fílmico con de su padre, acreditada como Marisita Carreras. Sólo trabajó con él excepto en 1983, cuando con sus hermanas intervino en el ciclo del Canal 13 El circo de los chicos, y desde el 9.1.1997, ocasión en la que acompañó a su hermana Victoria en un montaje de Kado Kostzer de la obra del francés Jean-Claude Danaud Les sardines grillées, estrenada con el título Sardinas ahumadas en el poco convencional –para una Carreras, claro está– ámbito de Ave Porco. El 6.5.1983 casó con Alejandro Corridoni, con quien concibió a Juan Pablo; separada de Corridoni, se unió a Miguel Angel Marchito, con quien parió a Agustín. Desde algún momento de comienzos del siglo XXI se convirtió en productora de los espectáculos tangueros for export del tradicional Café de los Angelitos, en la esquina de la avenida Rivadavia y Rincón: en algunos de esos shows actuó su madre. Algunas fuentes indican que habría dirigo un cortometraje, Había una vez (2004), pero en tal caso el dato no ha podido ser confirmado por ausencia física y/o virtual del mismo.
• Enrique Carreras (Enrique Carreras Carreras;
5.11.1963) debutó asimismo en un film de su padre, como Quique Carreras. En su
adolescencia integró el equipo de dirección en varios films de EC, recorriendo
el espinel jerárquico de pizarrero a asistente. Luego abandonó el cine e
instaló un videoclub. Ocasionalmente fue productor asociado en algunas
temporadas teatrales de sus padres: para la de Cosquillas, por ejemplo, invirtió el producto de la venta de su
automóvil. A fines de abril 2003 fue contratado por Village Roadshow como
administrador de las salas de cine y teatro de un centro de compras de la
ciudad de San Carlos de Bariloche (Río Negro), tarea que ya había cumplido en
un complejo similar en Las Leñas (Mendoza). Mantuvo siempre un bajo perfil en
lo que concierne a su vida privada: en algún momento casó con una mujer llamada
Victoria, con la que tuvo un hijo bautizado Enrique: éste, a sus 21 años, bonitillo,
muy simpático y petiso como su abuelo, concursó junto con un amigo y compañero
de estudios en la Facultad de Ciencias Económicas en la emisión del 26.12.2014
del ciclo televisivo de preguntas y respuestas Los 8 escalones, con una
muy buena performance.
• Victoria Carreras (María Victoria Carreras Carreras; 24.4.1966) siguió los pasos de sus hermanos y también debutó en un film de su padre interpretando a un varoncito lustrabotas. Aunque trabajó mucho con ellos, pronto despegó de la tutela familiar y encaró carrera propia preferentemente en el ámbito teatral. Fue dirigida por Kostzer en Sardinas ahumadas y en Táibele y su demonio (1998, Andamio 90, versión de un texto de Isaac Bashevis Singer, originariamente titulado Taibele and Hurmizah), por José María Paolantonio en Esperando la carroza de Langsner (2000, Teatro de la Ribera), por Oscar Barney Finn en Las de Barranco de Laferrere (2004, Cervantes, en la que compuso a una antológica “Pepa”) y por Miguel Guerberoff en Después del mar: esta pieza fue escrita por Roberto Gispert y en 2003 se convirtió en un video de largometraje dirigido por Israel Adrián Caetano, con guión de Gispert y Victoria Carreras, producción de ambos junto con Facundo Ramírez y Marie-Thérèse Aetos y actuación de Carreras y Ramírez, nunca lanzado en cines.
Victoria no
sólo parece ser –de entre todos los Carreras– la que con más inteligencia supo
orientar su trayectoria, sino que además trascendió los límites de lo
familiarmente correcto en sus conocidas relaciones afectivas, la primera con
Marcelo Fabián Rodríguez, de la que nació una hija (Carolina, que debutó con
ella en el film El sexo de las madres, estrenando así la quinta
generación artística de la familia), y la segunda con Roberto Gispert, como
también en su decisión de ensanchar el mediocre horizonte predestinado (marido,
hijos) para estudiar Artes Combinadas en la Universidad de Buenos Aires. Su
inteligencia, perspicacia y buen sentido del humor resultan evidentes, también,
en algunas declaraciones periodísticas (a La
Primera, 7.3.2003): “Yo me tomo mi profesión como un camino, no como una
carrera. Porque para carreras ya basta mi apellido”, “Soy la hija no reconocida
del tenor José Carreras. Por desafinada no me quiso reconocer. En realidad, mi
madre tuvo un affaire con él y yo soy la hija que nunca esperó tener” y,
preguntada sobre si los Carreras fueron un clan, “Una tribu, porque en un clan hay
ausencia de personalidad”.
EC jamás
exhibió el físico de sus hijas, ni siquiera en escenas en las que hacían
gimnasia, como en El profesor punk.
Precisamente en ese film no es para nada casual que el personaje que anima
Marisa desee que la prueba que les va a tomar el profesor de Música sea sobre
Chopin porque “lo vi en una película, era tan linda…”, mientras el de Victoria,
en cambio, prefiere que verse sobre Michael Jackson, ya que éste “es mucho más
copado”. Además, Victoria se levanta la pollera y muestra una liga...
Entrado el nuevo siglo encaró otro rumbo, como productora, directora y guionista de tres (apenas) largometrajes autorreferenciales concernientes a su familia. Merello x Carreras (2015) relata la relación artístico-afectiva de la actriz Tita Merello con su familia: en su vejez, pasaba cada domingo almorzando y jugando cartas con ellos en un comedor diario tan pequeño que si alguien se movía podía chocar contra las paredes. El video está estructurado como el relato de Victoria a su hija Carolina acerca de quién era Merello y cómo se hizo “de la familia”. Incluye fotografías, audios, unas pocas entrevistas, localizaciones marplatenses, fragmentos de films, el registro en video de un show en el Odeón marplatense y, en mayor medida, home movies de las épocas en las que Victoria estaba embarazada y luego de parir, mostrando almuerzos y charlas de sobremesa en las que, independientemente de la escasa entidad de sus conversaciones, hubiera hecho falta un subtitulado pues el pésimo sonido no deja entender casi nada. El resultado revela algunas inquietudes puramente visuales que rescatan el trabajo de la ñoñería generalizada, pero en el fondo resulta algo cruel pues muestra a Merello en su decrepitud, tanto que un título más apropiado hubiera sido el de uno de los films de EC, “ídolos de entrecasa”. Una “perla” resulta, en cambio, el hecho de poner en palabras un chisme que desde siempre circuló en torno a Merello: luego de enterarse de la pasional relación con Luis Sandrini, la niña Carolina pregunta: “¿Tuvo otro amor aparte de…?”, a lo que Victoria contesta: “¿Otro? Otros… otras…”.
Mucho más
interesante, y hasta cierto punto experimental, resultó Hijas de la comedia (2021), ambicioso además, puesto que requirió
grabaciones en Madrid, Cádiz y Barcelona. Su columna vertebral es la
investigación de los orígenes artísticos de la familia paterna, que se remonta
a la España del siglo XIX, poniendo el acento en Matilde Díez, apenas dejando
espacio al resto de la vasta saga familiar e ignorando a otros, como los Roig.
El video tiene vocación (y se presenta como) documental, pero los diálogos
entre Mercedes y Victoria están evidentemente guionados, y por lo tanto faltos
de espontaneidad, por lo cual casi deviene una ficción. Amor y cine (2023), finalmente, es un canto de amor a su padre y
una revisión de su entera obra.
En esos
tres videos abundan otros apellidos familiares: Juan Pablo Corridoni, Pedro
Figliozzi, Nicolás Figliozzi, Fabián Carreras, Marcelo Rodríguez. Y algunas
imprecisiones: EC “dirigió 97 películas”, EC “dirigió casi 100 películas”, EC
“dirigió 95 películas”, Tita Merello “filmó 105 películas”, Mercedes “actuó en
33 películas”, Angustias de un secreto
se convierte en “Angustia de un secreto”. Detalles, apenas. [Continuará]
No hay comentarios:
Publicar un comentario