TEMAS
¡Delincuentes!
“No hay nada que suscite mayor curiosidad en la vida que el espectáculo de la muerte”.Alexandre Dumas, Le comte de Monte-Cristo (1846).
Crimen: Delito grave. Criminal: Dícese de quien ha cometido o
procurado cometer un crimen y de quien lo ha consentido o encubierto. Asesinar: matar con alevosía. Asesino: persona que asesina.
Desde que
existe, el cine se ha nutrido en buena medida de asesinos y criminales, en su
gran mayoría de ficción pero también reales, extraídos de las crónicas
policiales. Es que, en verdad, son personajes irresistiblemente atractivos: el
morbo es una condición humana, como bien lo saben productores y distribuidores
que han ganado fortunas explotando el de sus espectadores. Una empresa
estadounidense en particular, la Warner Bros., debe buena parte de su prestigio
a los films de gangsters de variado
pelaje que pautaron su producción de los años 30.
Ningún
criminal extranjero notorio dejó de tener su propio film, abiertamente o con
disimulo biográfico. Leslie Hallywell dedicó una entrada de su Filmogoer’s and video viewer’s companion
(10ª edición, 1993) a reseñar una serie de títulos que abordan lo que denominó
“criminals –real-life ones”. Allí, entre
muchos otros, figuran, con uno o más films, celebridades como el conde de
Cagliostro, Al Capone, Caryl Chessman, John Wilkes Booth, Jack el Destripador,
Landru, Leopold y Loeb, Jesse James, Barbara Graham, Raspútin, los hermanos
Kray, Bonnie y Clyde, Dillinger y los retratados por Truman Capote en su libro In cold blood, a los que pueden sumarse
algunos otros que Hallywell y su equipo omitieron, como el alemán Peter Kürten
y la chilena Catalina de los Ríos y Lisperguer, ambos asumidos coincidentemente
en 1953 en sendos films argentinos, El
vampiro negro (Román Viñoly Barreto) y La
Quintrala (Hugo del Carril). Y también buena parte de la familia Borgia,
que en el cine local fue tomada en broma en un vehículo para Olinda Bozán, Lucrecia Borgia (Bayón Herrera, 1947).
Mucho más contemporáneo, el narco-criminal colombiano Pablo Escobar Gaviria
también tuvo su biografía realizada por el argentino Nicolás Entel en la
coproducción argentino-colombo-británica Pecados
de mi padre (2008-2009). La cinematografía vernácula ha hecho asimismo una
buena cantidad de films sobre delincuentes reales, que son los que interesan en
este texto, y que son desplegados en distintas categorías.
1. Asesinos por naturaleza
Por orden de entrada en pantalla, están los asesinos
puros y duros, “civiles”, rescatados de las páginas de los diarios y relatados
al espectador tanto en ficciones cuanto en documentales. Una búsqueda más o
menos exhaustiva registra los siguientes films.
• El crimen de
la calle Suipacha (NN, 1916) fue históricamente el primero y reconoce como factotum a un popular cronista de
Policiales de la época, Carlos S. Costa, quien se puso frente a la cámara para
narrar –mediante leyendas, puesto que el film era mudo– las alternativas del asesinato
del millonario Pastor Castillo en su casa de la calle Suipacha 836, ocurrido en
mayo 1901.
•
El crimen del concejal Carlos Ray, que resultó impune, fue reflejado nada menos
que en cuatro films: los contemporáneos El
crimen de Vicente López (1926) y María
Poey de Canelo (1927), ambos dirigidos por Ricardo Villarán, y los
posteriores Edición extra (Moglia
Barth, 1949) y Los acusados (Antonio
Cunill, 1959).
•
El horrendo crimen de la calle Bustamante
(Julio Raúl Alsina, 1929), probablemente un documental editado a partir del
noticiario Actualidades Argentinas
que producía una vez por semana la empresa de Alsina, Rapid Film: recoge el
brutal asesinato y posterior descuartizamiento del cuerpo de Virginia
Donatelli, cuyos restos fueron apareciendo de a poco para deleite de los
lectores de los vespertinos que ponían el acento en esos asuntos, como Crítica y La Razón.
•
El secuestro (octubre 1931), asesinato y aparición del cadáver (febrero 1933)
del joven Abel Ayerza por un clan familiar de mafiosos rosarinos fue registrado
en tres films, el mediometraje Bajo las
garras de la maffia (Hugo Anselmi, 1933) y los largos ¡Asesinos! (J.
García Silva, 1933) y La maffia (Leopoldo Torre Nilsson, 1971).
•
Pasajeros de una pesadilla (Fernando
Ayala, 1984) reconstruye mediante nombres de fantasía la historia real del
asesinato de un matrimonio a manos de dos de sus hijos, Pablo y Sergio
Schoklender, quienes purgaron varios años de cárcel por ello.
•
Ramón Valdez Cora era un malviviente que en los años 30 fue utilizado
principalmente por políticos con el fin de que se encargara de sus asuntos
sucios. Su crimen más resonante lo cometió el 18.6.1935 en el mismísimo recinto
de la Cámara de Senadores del Congreso Nacional, a la vista de todos los
presentes y sin ocultarse: debía matar a Lisandro de la Torre pero en el camino
se interpuso Enzo Bordabehere, que terminó siendo la víctima. El suceso fue
retratado en dos films, de manera episódica en Fin de fiesta (Torre Nilsson, 1959) –tanto que Valdez Cora fue
personificado por un extra– y centralmente en Asesinato en el Senado de la Nación (Juan José Jusid, 1984), que
permitió a Miguel Angel Solá una de sus mejores interpretaciones.
Asesinato
en el Senado de la Nación: Miguel
Angel Solá
• La malavida (Hugo Fregonese, 1972) tiene como trasfondo el sonado escándalo de la organización Zwi Migdal, integrada por decenas de personas de religión judía, que en 1930 destapó un extendido asunto de trata de blancas, extorsiones, secuestros y asesinatos.
•
El Pibe Cabeza (Torre Nilsson, 1974)
es una biografía libre del delincuente Rogelio Gordillo, alias Roberto
Gordillo, Rogelio Góez, Rogelio Gómez y el Pibe Cabeza (1910-1937), al que
Alfredo Alcón le puso el cuerpo.
•
Carlos Monzón –El segundo juicio–
(Gabriel Arbós, 1995) reconstruye las instancias del juicio que condenó al
famoso boxeador, animado por José Luis Alfonzo, tras asesinar a su mujer más
reciente.
•
Campo de sangre –Un hecho real–
(Arbós, 1998) dramatiza un crimen perpetrado en 1969 en La Pampa por un militar
que asesinó a su esposa para poder disfrutar a su joven amante sin reclamos,
molestias o celos.
•
Plata quemada (Marcelo Piñeyro, 1999)
recrea el asalto a un banco suburbano en 1965 por una banda de delincuentes
que, perseguida, huye hasta caer en Montevideo tras un día entero de resistir a
balazos y con varios muertos como saldo.
Plata
quemada: Eduardo Noriega,
Pablo Echarri y Leonardo Sbaraglia
•
La fuga (Eduardo Mignogna, 2000)
alude a la que tuvo lugar el 17.4.1928, por la mañana, de un grupo de quince
presidiarios que purgaban pena en la Penitenciaría Nacional de la avenida Las
Heras, en Buenos Aires: esa fuga ya había servido parcialmente para Apenas
un delincuente (Fregonese, 1948).
•
Cruz de sal (Jaime Lozano, 2003) y Mar de fondo (Oriana Castro, 2023)
asumen el caso de un serial killer
marplatense especializado en prostitutas, conocido como “el loco de la ruta”.
•
El boliche de la gorda (Horacio Figueroa,
2003), producción regional santafesina grabada en video y basada sobre un hecho
que sucedió en 1916 en un bar ubicado entre las ciudades de Tostado y Córdoba
atendido por una pareja de inmigrantes alemanes que ahorraban dinero para traer
a sus parientes de Europa: su “boliche” era punto de encuentro y lugar de paso
de bandidos rurales.
•
Casi un siglo se demoró para tratar un caso ocurrido en la Argentina y revelado
en 1912 que pedía a gritos una versión cinematográfica que terminó siendo
producida por españoles. Cayetano Santos Godino, alias el Petiso
Orejudo, fue un asesino tan sanguinario que la sola lectura de la manera en que
ultimaba niños, según se la reveló al juez de la causa, provoca escalofríos. El
film en cuestión es El niño de barro
(Jorge Algora, 2006), coproducción hispano-argentina que cuenta su trayectoria
criminal (notable Abel Ayala) a través de un niño (Juan Ciancio) que sufre
“visiones” ante cada asesinato. Pero mucho antes, la cartelera de algunos
diarios porteños registra a partir del domingo 8.12.1912 la exhibición, en el
teatro-cine Nacional (el de Santa Fe y Callao, también mencionado como
“Nacional Norte”), de un film indistintamente titulado El estrangulador de
niños, El estrangulador Santos Godino, El hombre bestia o Santos
Godino, “película tomada con permiso especial de la policía, exclusiva para
este salón”, aclaración que permite intuir que no se trataba de una ficción
sino de imágenes documentales que mostraban al asesino en prisión, tomadas “en
caliente”. Como sea, el film, de breve duración como todas las “actualidades”
de aquellos años, permaneció en cartelera durante varios días en el Nacional,
sumándose desde el martes 10 el Lavalle. En Eva
Perón (Juan Carlos Desanzo, 1996), la heroína le confiesa a su amigo Paco Jamandreu:
“Dicen que soy una puta porque me levanté a Magaldi para irme de Junín… Yo me
hubiera levantado al mismísimo Petiso Orejudo con tal de salir de allí”.
•
Felicitas (Teresa Costantini, 2008)
recuerda a Felicitas Antonia Guadalupe Guerrero y Cueto (en la piel de Sabrina
Garciarena), señorita de la llamada “alta” sociedad de la segunda mitad del
siglo XIX, que a sus 24 años se encontraba en estado de viudez de Martín
Gregorio de Alzaga e inició un romance con Enrique Ocampo, a quien dejó por
otro pretendiente, provocando la ira de Ocampo, quien le disparó dos balazos
por los que la víctima falleció el 20.1.1872.
•
El clan (Pablo Trapero, 2014) refiere
el periplo criminal de una familia entera, de apellido Puccio, que secuestraba
personas para pedir rescate pero no dudaba en matarlas si algo salía mal.
•
Otro criminal con todas las letras fue Carlos Robledo Puch, quien entre 1971 y
1972, a sus 19-20 años, cometió 11 homicidios, 17 robos y 2 violaciones antes
de ser capturado y condenado a reclusión perpetua: la prensa lo apodó “el ángel
de la muerte” debido a su baby face y
el lugar común periodístico lo condenó a ser “el mayor asesino serial de la
historia argentina”. Un primer guión sobre el asunto fue escrito por Carlos F.
Borcosque, Carlos Borsani y Enriqueta Bullrich con el título “Alias Jimmy, por
estado de abandono, de amor y de violencia”, proyecto anunciado por Borcosque
en 1978 que no pudo ser filmado porque la intervención militar en el INC le
negó el crédito solicitado. Cuando Robledo Puch aún continua preso fue filmado El ángel (Luis Ortega, 2017), con
Lorenzo Ferro en ese personaje. [Continuará]
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