jueves, 20 de marzo de 2025

CHUCHERIAS

Yo sé que ahora vendrán caras extrañas

Julien

Una reliquia del incipiente cine sonoro titulada Galería de esperanzas –Chingolo– (1934), dirigida por nadie menos que Carlos de la Púa y escrita por Enrique Cadícamo y cuyas copias desaparecieron de la faz de la Tierra, ofrecía el debut en el cine argentino –y en el cine a secas, en realidad– del bailarín y coreógrafo internacional Julien de Meriche, un bon viveur que picoteaba allí donde podía y cuyo nombre real era Vládimir Lípkies Chazán, hijo de un ruso y una mexicana nacido en Moscú en 1909. Meriche llegó de Chile, donde a mediados de 1931 integraba la compañía teatral Artistas Unidos –en la que también revistaba Emperatriz Carvajal–, y en Buenos Aires hizo teatro (en el Variedades de Constitución, por ejemplo) y otros tres films, sucesivamente Busco un marido para mi mujer, Cuatro Corazones y La canción que tú cantabas, tras los cuales radicó en México, en cuyo DF falleció el 27.7.1974 luego de filmar allí una enorme cantidad de largometrajes y de contraer matrimonio con María Elena Velasco “La India María”, popularísima actriz en films de consumo masivo en el interior del país, ocasionalmente argumentista, guionista y directora.

Julien de Meriche en Los platillos voladores (MX, 1955), de Julián Soler

Wolf

El deportista-actor Wolf Rubinsky (Otto Wolf Rubinsky, 1921-1999), en ocasiones acreditado como Rubinskys, Rubinskis o Ruvinskys, nació en Riga y radicó en la Argentina desde sus 18 años: aquí desarrolló un físico imponente, lo que lo llevó a profesionalizarse y en tanto luchador sus exhibiciones lo pasearon por buena parte de América, hasta que decidió vivir en México. En ese país fue de inmediato contratado por productores cinematográficos e intervino en muchísimos films, con un apogeo estelar hacia comienzos de los 60 en series de acción trepidante como las de Neutrón y Santo el Enmascarado de Plata. Compartió elenco con varios argentinos, entre ellos Niní Marshall, Libertad Lamarque, Marga López y Libertad Leblanc. Volvió a Buenos Aires el 1.7.1961 contratado por Daniel Tinayre para interpretar al “inspector Maldonado” en Bajo un mismo rostro, y durante esos días intervino en la telenovela del Canal 13 Cuatro historias y un final. No mucho tiempo después volvió al cine argentino, esta vez importado por el mexicano Sergio Kogan, quien lo hizo actuar en Rata de puerto (“el Rata”, hampón, luchador y estibador) y en el episodio El Demonio nos quema en nuestra propia lujuria (“Roberto”, manager boxístico en romance con Graciela Dufau) del drama triepisódico El Demonio en la sangre. Luego continuó su carrera en México.

Grazia

Un sitio en la internet (filmstarspostcards.blogspot.com) informa con abundancia de detalles –en tiempos recientes, cabe aclarar, después de haberme quemado los ojos rastreándola en libros y revistas– los antecedentes de la italiana Grazia del Rio, excepto fecha y ciudad de su nacimiento y su nombre real, pesumiendo que ése no lo era. Allí se reproduce el texto en la parte posterior de una tarjeta postal: dice que era pianista, concertista, cantante, bailarina y música, que hablaba fluidamente italiano, francés, castellano e inglés, y que practicaba equitación, patinaje y natación, nada de lo cual parece haberle servido más que para actuaciones en roles secundarios. Debutó en su patria cuando el cine aún era mudo e intervino en varios cortos sonorizados y en el que es considerado el primer largometraje italiano sonoro, La canzone dell’amore, aunque no en su versión original sino en la producida en simultáneo pero dialogada en francés, La dernière berceuse. Luego se la ubica en Francia, donde se rodaban films en varios idiomas, algunos de los cuales tuvieron estreno en cines porteños: Rubacuori, La petite de Montparnasse y The merry monarch. Durante su estancia porteña intervino en Turbión (acreditada en el puesto nº 6), en Ambición (12º), en El misterio de la dama de gris (cortometraje del que fue protagonista) y en La luz de un fósforo (10º). Reapareció en Chile en Entre gallos y medianoche y nunca más se tuvieron noticias suyas.

Helene

Armando Bo e Isabel Sarli no tenían la más remota idea de quién era esa Helene Chanel acreditada en el puesto nº 10 de …Y el Demonio creó a los hombres, en el que interpretaba a “Lila”, esposa de “Carlos Argüello” (Santiago Pedemonte). Hay dos opciones: podría ser la actriz francesa Hélène Chanel, que había debutado en enero 1959 con el nombre Hélène Poliaroff en Les dragueurs y que a sus 17 años bien podía haber estado en Punta del Este –donde fue rodado desde diciembre 1959–, habida cuenta de la fuerte atracción que el balneario uruguayo ejercía sobre europeos adinerados; esa Chanel de inmediato devino muy activa en el cine europeo trash de los 60 y 70 y en 1968 intervino en la coproducción ítalo-argentina El gran robo. La otra opción, una homónima que el 31.3.1951 debutó en el night club Manhattan (Cerrito 364) publicitada como “la extraordinaria vedette de París Helene Chanel”. La incógnita probablemente jamás sea develada, aunque la intuición me vuelca a la segunda opción: 17 años eran muy pocos para ser “la señora de”.

Alma

Actriz, bailarina, coreógrafa y escritora chilena, muy activa en la vida social de cualquier país en el que residiera, bella mujer además, Alma Montiel (1929-2021) debutó en cine en un film chileno pero, curiosamente, dirigido por el argentino Isidoro Navarro: Arbol viejo –Hijos que matan sin querer–, 1942): tenía apenas 12 años. Otro realizador argentino, Carlos Schlieper, la tuvo como coreógrafa en un film que hizo Chilefilms SA, La casa está vacía (idem, 1944-1945). Hacia mediados de los 50 aparece en la Argentina y filma al menos dos largometrajes, La dama del millón y Buscando a Mónica, en ambos en personajes de apoyo, secretaria de Jorge Rigaud en el primero y hermana de Adolfo Marsillach en el segundo. Aquí vivió durante largos años: mi amigo Oscar Barney Finn me contó que en Contar hasta diez (1984), el jardín de la que se supone es la casa en la que vive Olga Zubarry era en realidad el jardín de su casa en San Isidro.



FILMS MENCIONADOS

Ambición (Adelqui Millar, 1939)
Buscando a Mónica / El secreto de Mónica (José María Forqué, A/E, 1961)
Busco un marido para mi mujer (Arturo Mom, 1938)
La canción que tú cantabas (Miguel Mileo, 1939)
La canzone dell’amore (Gennaro Righelli, 1930)
Cuatro Corazones (Enrique Santos Discépolo, 1938)
La dama del millón (Enrique Cahen Salaberry, 1955)
El Demonio en la sangre (René Mugica, 1963)
Les dragueurs (Los buscas, Jean-Pierre Mocky, F, 1959)
Entre gallos y medianoche (idem, Eugenio de Liguoro, CHI, 1942)
La luz de un fósforo (Leopoldo Torres Ríos, 1940)
The merry monarch (El alegre monarca, Alexis Granowsky, F, 1933)
El misterio de la dama de gris (James Bauer, 1939, corto)
La petite de Montparnasse (La chica de Montparnasse, Hans Schwarz y Max de Vaucorbeil, F, 1931)
Rata de puerto (René Mugica, 1962)
Rata de puerto (René Mugica, 1962)
Rubacuori (Rubacuori –Ladrón de corazones–, Guido Brignone, I, 1931)
7 uomini e un cervello –Criminal Symphony– / El gran robo –Il rubamento– (Rossano Brazzi, I/A, 1968)
Turbión (Antonio Momplet, 1938)
…Y el Demonio creó a los hombres (Armando Bo, A/U, 1959-1960)

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