BIOGRAFOS
El Lorraine
1.
Corrientes 1551-1553
La
calle Corrientes pasó a ser avenida luego de las obras de ensanchamiento
concluidas en 1937. Se ignora qué había en el predio correspondiente al número
1551-1553, aunque se sabe que allí no funcionó cine o teatro alguno hasta 1942.
Aunque oficialmente el barrio se denomina San Nicolás, ni las carteleras de
espectáculos de los diarios ni el habla popular lo mencionaron jamás por ese
nombre, que era el de la iglesia que fue derrumbada al ensancharse la calle
Corrientes y también el original de Corrientes misma. Esa zona sigue siendo mejor
conocida como “el centro”, menos porque geográficamente esté en el centro de
Buenos Aires sino porque centralizaba el comercio y la diversión, con su
profusión de oficinas, locales, edificios gubernamentales y municipales, bares
y restaurantes, cabarets y salas de baile, de teatro y de cine. Una comedia
musical de Ivo Pelay inmortalizó la palabra: La muchachada del centro
(1932). Ir “al centro” era la actividad preferida de la clase media de los
barrios porteños y suburbanos. El pobre San Nicolás fue ninguneado tanto como
Balvanera o Recoleta, barrios que la tradición popular prefiere llamar Once y
Norte.
2.
Cine Arte
En
la avenida Corrientes 1553 fue inaugurado, el 30.1.1942, el cine Arte, de la
empresa Lapzeson y Cía., programado y administrado por León Klimovsky. Sumaba
400 plateas y el film inaugural fue el francés Knock, ou le triomphe de la
médecine (Dr. Knock o el triunfo de la medicina, Louis Jouvet y Roger Goupillières,
1933). La sala estaba adornada con “frescos murales ejecutados por pintores
argentinos”, uno de Juan Carlos Castagnino y uno de César López Claro. Elías
Lapzeson y Klimovsky compartían inquietudes por el cine y el jazz y conducían
una audición radiofónica al tiempo que participaban del núcleo fundador del
Cine Club, establecido en 1928. La inauguración del Arte culminó un incipiente
movimiento cultural que ponía el acento en el cine de contenido artístico,
contraponiéndolo al mayoritario cine industrial estadounidense: en octubre 1941
la organización Cine Estudio que dirigía el veterano empresario y periodista
Augusto Alvarez arrendó la sala del teatro Odeón (Esmeralda casi Corrientes)
para exhibir films artísticos, acudiendo mayormente al material en 16mm del recién
conformado Primer Museo Cinematográfico Argentino, de Manuel Peña Rodríguez;
ese mismo mes de 1941, otra organización llamada Cine Selección programaba
films de calidad en la sala del Baby (Paraguay al 900, actual teatro Ateneo).
3.
Paraná
El
cine Arte cesó sus actividades tras las funciones del jueves 30.8.1945. Una
información publicada dos días antes en El Mundo precisa que se tomó esa
determinación “a raíz de la carencia de aquellas películas que justifican los
propósitos para los cuales fue creado”: los avatares de la Segunda Guerra
Mundial deben con seguridad haber pesado en esa carencia. Sin más trámite,
desde el sábado 1.9 la sala de Lapzeson y Cía. pasó a denominarse Paraná,
exhibiendo “programas a base de las películas de más éxito de la temporada, con
un horario continuado de 13 a 24 horas, a precios populares”: ese día y el
siguiente exhibió el film estadounidense His butler’s sister (La
hermanita de su criado,
Frank Borzage, 1943), un vehículo para Deanna Durbin. Desde el lunes 3, el
Paraná cambiaba de programación a diario, pero su vida fue muy corta, ya que
cerró sus puertas tras las funciones del miércoles 28.11: menos de tres meses
de actividad.
4.
Lorraine
Lapzeson
y Cía. no bajó los brazos y de inmediato le cambió el nombre a la sala, que
pasó a denominarse Lorraine, igual que el “súper-nightclub” de Esmeralda 1040
que ofrecía “música-distinción-modernismo-sprit”. Ya desde el jueves 29.11.1945
comenzaron a publicarse avisos en los diarios anunciando que sería “dedicada a
producciones francesas” e inaugurada con la reposición de La femme du
boulanger (La mujer del panadero,
Marcel Pagnol, 1933). Sin embargo, la inauguración tuvo lugar tan sólo el
sábado 1.12 con un doble programa integrado por La grande illusion (La gran ilusión, Jean Renoir, 1937) y Le
puritain (El puritano, Jeff Musso,
1937). De acuerdo a diversos anuarios especializados, la sala tuvo otros
dueños: en 1949, Martorelli, Masetti y Malga, con sus butacas reducidas a 345;
desde 1953, Abraham Aschendorf; desde 1967, Lorraine SCA, empresa esta última
cuyo director general era Alberto Kipnis.
5.
Kipnis
Hasta 1959 el
Lorraine atravesó programaciones diversas, desde las iniciales dedicadas
principalmente a films franceses, luego con títulos en idioma alemán (una
especialidad del Mignon Palace de Belgrano en épocas del cine mudo, que desde
los 60 detentará el Ideal Monroe del mismo barrio) y por último films de todo
tipo y color, desde algunos de Julio Irigoyen hasta los primeros de Isabel
Sarli pasando por una variopinta mezcolanza de “variedades” (noticiarios,
dibujos, cortometrajes). Su nuevo dueño, Abraham Aschendorf, también lo era del
hotel Monumental (Junín 357), lugar al que hacia 1955 ingresó, como
recepcionista, un jovencito muy emprendedor al que poco después Aschendorf le
ofreció ser boletero suplente del Lorraine.
Alberto Kipnis (Buenos Aires, 11.7.1932 /
30.8.2017) vivió hasta sus 17 años en la provincia de Entre Ríos. Cursó
estudios secundarios en el colegio Mariano Moreno y Derecho en la Universidad
de Buenos Aires. Tuvo empleos varios hasta recalar en el Lorraine, donde otros
boleteros fueron más adelante notorios: Miguel Grinberg en periodismo, Santiago
Carlos Oves en cine. De boletero suplente pasó poco después a boletero titular,
y de a poco a tomar injerencia en la programación, algo que el viejo
Aschendorf, consciente de su entusiasmo, le permitió sin mayor oposición. Su
primer logro, tal como lo contó en cineismo.com (sin fecha, como casi todo en
la internet), en reportaje concedido a Máximo Eseverri, fue el de
programar films soviéticos, a razón de dos por semana, que alquilaba a Isaac
Vainikoff, el legendario dueño de Artkino Pictures de la Argentina SRL que
distribuía films de la URSS y sus países acólitos.
Sin embargo, el hito inicial de Kipnis en el
Lorraine, el que cambiaría definitivamente la imagen de la sala, tiene una
fecha precisa: 1.7.1959. Ese día, las carteleras anunciaban el inicio de la 1ª
Revisión de la Obra de Ingmar Bergman, auspiciada por el Club Gente de Cine y
la Cinemateca Argentina, muestra que se extendió hasta el 31 de ese mes
ofreciendo trece títulos del realizador sueco que estaba entonces en la cresta
de la ola mundial.
6.
El entorno
El
Lorraine, podría decirse, fue un eslabón más en la modernidad cultural
posperonista que estalló en los 60. Pero en 1959 Leopoldo Torre Nilsson ya
había presentado La casa del angel en el Festival de Cannes 1957; el
Cine Club Núcleo que dirigían Héctor “Tito” Vena y Salvador Sammaritano
concitaba multitud de socios en sus funciones en el cine Dilecto y a comienzos
de 1960 publicó su revista Tiempo de Cine; hizo eclosión el movimiento
primero conocido como Nuevo Cine Argentino y luego como Generación del 60, del
que Tiempo de Cine era su vocero y crítico; tuvo lugar en 1959 la
primera edición del Festival Cinematográfico Internacional de Mar del Plata;
llegaban a los cines argentinos films europeos de alta calidad como los de
Fellini, Bergman, Antonioni, Sjöberg, Visconti, Käutner, Buñuel y los franceses
de la Nouvelle Vague, Truffaut, Godard, Kast, Varda, Demy, Deville y los
otros. En ese terreno, el de cine de arte y ensayo, el Lorraine fue el rey
indiscutido desde la gestión Kipnis y hasta mediados de los 60, y su influencia
fue insoslayable. Ser joven en los primeros 60 y no “ir al Lorraine” estaba muy
mal visto.
7.
Apogeo
Desde
aquel ciclo Bergman en cierto modo inaugural de julio 1959, el Lorraine no
cedió un ápice en su nivel de ofrecer cine de calidad. Kipnis sabía que, si
cambiaba el curso, corría serios riesgos de naufragar. Así, los ciclos y
revisiones temáticos fueron el sustento de su programación. Hasta su cierre,
ofreció no sólo films que era difícil encontrar en otras salas sino también
elementos adicionales de gran atracción: los programas de mano poco a poco
fueron sumando elementos insólitos, como una ficha técnica (escuela de Núcleo)
y fragmentos de críticas diversas, de los que Kipnis se ocupaba personalmente;
música en los intervalos, y no cualquier música sino una acorde al ciclo en
cartel; costo de la entrada más barato que otros cines. Los espectadores prolongaban
la función discutiendo el film en los bares vecinos, particularmente La Paz, en
la esquina de Corrientes y Montevideo, y se daban una vuelta, en esa misma
cuadra, por la librería El Lorraine, de Pedro Sirera. Ese tramo de Corrientes
al 1500 sumaría desde 1962 el atractivo del Teatro Municipal General San Martín,
al que también “se iba” y no sólo a ver piezas teatrales sino a su confitería,
a sus exposiciones de artes plásticas y desde septiembre 1967 a su sala de cine
en el último piso, “la Lugones”.
La programación del Lorraine se fue haciendo
más y más ecléctica con el paso del tiempo: los clásicos soviéticos
(Eisenstein, Pudovkin), italianos (Rossellini, De Sica), franceses (Carné,
Renoir, Clair, Tati, Bresson), estadounidenses (Welles, Hitchcock, Wyler) y
japoneses (Kurosawa), pero también los jóvenes españoles (Bardem, Berlanga,
Summers, Saura), polacos (Wajda, Passendorfer, Munk, Kawalerowicz), indios
(Ray), ingleses (Richardson, Losey, Donner, Reisz, Lester), checos (Jasny,
Forman, Kadar & Klos), italianos (Rosi, Monicelli, Risi, Antonioni).
8.
Los competidores
El
estilo Lorraine gestó competidores diversos, en la misma línea artística. Así,
por ejemplo, fueron siendo inaugurados:
•
Arte, en el subsuelo de la galería comercial con entrada por la diagonal Norte
y por Corrientes al 1100, inaugurado el sábado 29.2.1964 con la reposición de 8½
/ Huit et demi (8½, Federico
Fellini, I/F, 1963).
•
Centro de Artes y Ciencias, un ámbito gestado por el cineasta Daniel
Cherniavsky en una galería comercial en Maipú al 400 y más tarde en el subsuelo
del cine Monumental, que ofrecía films pero también teatro y música alrededor
de los años 1964-1967.
•
Auditorio Kraft, en otro subsuelo, en Florida 681, que antes albergaba el
Instituto Kraft: su dueño era Marcos Madanes, quien lo inauguró el jueves
29.4.1965 con el reestreno en copia nueva de Modern times (Tiempos modernos, Charles Chaplin, EEUU,
1935).
• Abecé, en
Corrientes 1743, el predio donde funcionaba el Cinelandia: fue inaugurado el
20.10.1965 con el ciclo de films del New American Cinema que poco antes había
ofrecido el Instituto Di Tella.
•
King’s, en la avenida Córdoba 937, que había sido sede del tradicional night
club: fue inaugurado el martes 10.10.1967 con la reposición de L’anné
dernière à Marienbad / L’anno scorso a Marienbad (Hace un año en Marienbad, Alain Resnais, F/I, 1961), se ofrecía
como “King’s Cine Club” y prometía “un cine distinto, selecto, jerarquizado”,
aunque tuvo corta vida.
•
Lorca, en Corrientes 1428, el mismo predio donde la familia Alvarez detentaba
la vieja “piojera” llamada Eclair: fue inaugurado el viernes 26.4.1968 con el
estreno de The persecution and assassination of Jean-Paul Marat as performed
by the inmates of the asylum of Charenton under the direction of the marquis de
Sade (La persecución y asesinato de Jean-Paul Marat según fueron
perpetrados por los reclusos del asilo de Charenton bajo la dirección del
marqués de Sade, Peter Brook, GB, 1966), film –dicho sea de paso– que nadie
en el mundo menciona por su título real sino simplemente, y lo bien que hace,
como “Marat/Sade”.
9.
Decadencia y expansión
Sin
embargo, desde finales de los 60 el Lorraine comenzó a evidenciar un cierto
desgaste, tanto de las copias de los viejos films que exhibía cuanto de la
programación en sí misma, que se tornó más facilista, acudiendo a títulos de
reciente estreno y gran éxito comercial. Al mismo tiempo, Kipnis expandió sus
negocios:
•
En sociedad con Jacobo Silberman, Lázaro Silberman, Jaime Alex y Norberto
Martín adquirió una boîte denominada Picadilly, en el subsuelo de
Corrientes 1524, justo enfrente del Lorraine: tras la remodelación a cargo del
arquitecto Armando López Neón lo inauguró el 24.2.1967 con el nombre Loire y la
reposición de Giulietta degli spiriti / Juliette des esprits (Julieta de los espíritus, Federico
Fellini, I/F, 1965). La sala era presentada como “primer roadshow de
arte”, ofrecía acomodadoras vestidas por Eduardo Lerchundi (una de las cuales,
una rubia bellísima llamada María Cristina Butigliano, devino señora de Kipnis)
y desde mayo 1967 programó recitales del Cuarteto Cedrón, los sábados en
trasnoche.
•
El miércoles 10.1.1968 inauguró el Losuar en Corrientes 1743, predio en el que
habían funcionado el Cinelandia (durante muchos años) y el Abecé (poco más de
dos años): también promocionado como “roadshow de arte”, el film inicial
fue un estreno inglés, It happened here (La invasión de Inglaterra, Kevin Brownlow y
Andrew Mollo, 1966).
•
El sábado 3.10.1970 inauguró el Lorange en el predio de Corrientes 1372 donde
antiguamente funcionaba el teatro Apolo y en esos momentos había una galería
comercial, Apolo, de la que ocupaba un entrepiso: el primer film allí exhibido
fue un estreno sueco, En passion (Pasión
–La pasión de Ana–, Ingmar Bergman, 1969).
•
En abril 1971 montó una empresa paralela, Corrientes Exhibidora Cinematográfica
SRL, para la adquisición de films que, obvia pero no exclusivamente,
proyectaría en sus cines.
• Desde el 1.1.1972
comenzó a programar el Mignon Palace, pequeña, coqueta sala del
barrio de Belgrano.
•
El sábado 30.6.1972 inauguró el Studio, en la avenida Santa Fe 2541, predio en
el que funcionaba el cine Palais Blue: el film inaugural fue una reposición, Sacco
e Vanzetti / Sacco et Vanzetti (Sacco
y Vanzetti, Giuliano Montaldo, I/F, 1971).
•
El jueves 21.9.1972 inauguró otra sala en Corrientes 1551, allí mismo donde
funcionaba el Lorraine: la denominó Lorena tras la remodelación diseñada por el
arquitecto Juan B. Firpo, quien mantuvo los murales de Castagnino y López
Claro. La inauguración contó con el estreno del film estadounidense T. R. Baskin (Perdida en la ciudad,
Herbert Ross, 1971).
• Aunque por poco
tiempo, Kipnis también programó el Empire, tradicional sala teatral de
Congreso.
A todo esto, tras las funciones del domingo
16.7.1972 cerró sus puertas el Lorraine, aunque exactamente desde el día
siguiente Kipnis “mudó” su nombre al Loire, enroque que no duró mucho tiempo
puesto que confundía al público.
10.
El cine, siempre
Los
cines de Kipnis fueron cerrando de a poco, o bien cambiando de dueños:
actualmente, el Lorraine-Lorena es la librería Losada, el Loire volvió al
teatro con su nombre original (Picadilly), el Losuar es una librería y bar, el
Lorange funciona como teatro con el nombre Apolo, el Mignon y el Studio
cerraron. No obstante, la pasión de Kipnis por el cine y por los cines, que
pareció adormecida por algunos años, renació en el siglo XXI primero en 2001
con el Cineduplex Caballito (Rivadavia 5050, ex cine Moreno luego dividido en
dos salas denominadas Lyon, cerrado en 2010) y más adelante con sendas salas
genéricamente llamadas Arteplex: en 2005 la de Cabildo 2829 en Belgrano (ex
Gran Savoy, ex Savoy), cinco salitas bautizadas Fellini, Bergman, Buñuel,
Truffaut y Antonioni, cerradas en 2012 y luego adquiridas por la familia
Feldman que las reabrió como Artemultiplex; en 2007 la de la diagonal Norte
1150 (ex Arte, ex Hall), tres microcines bautizados Lorraine, Loire y Losuar; y
en 2009 el de Cuenca 3035, en Villa del Parque, dentro del centro de compras
Del Parque Shopping, dos salas denominadas Chabrol y Polanski; a los que debe
agregarse el de Caballito que ya gerenciaba Kipnis como Cineduplex Caballito.
[Este
texto parte de una investigación periodística con destino a un proyecto que
Clara Zappettini encaró hacia 2011 en torno al Lorraine y a su factotum
Kipnis. Hubiera sido un largometraje realizado en video de no naufragar en la
búsqueda de financiación, como tantos otros proyectos sucumbidos a lo largo de
la historia del cine: todo quedó en algunas reuniones, un par de ellas con
Kipnis mismo. Sólo para que esa investigación que Clara me encomendó no se
perdiera en la noche de los tiempos, fue que decidí organizarla como un texto
autónomo que, finalmente, encontró su “fecha de estreno”].
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